lunes, 24 de noviembre de 2008

La leyenda del nido de luz

En este momento que estoy solo contra la hoja del Word quiero escribir la leyenda más triste que me ha tocado oír en lo que va de mi vida. El problema es que no sé como empezar a hacerlo. Me marcó tanto la historia que no sé si sea bueno ponerla en este blog para empezar, creo que la historia del pájaro y su nido de luz debería ser parte de una antología de las mas grandes historias de la humanidad, o en su defecto ser un cuento infantil así como la hojita viajera.

El comienzo de la historia se remonta a una noche de viernes. A eso de las once de la noche, los pendejos del pasaje estaban aburridos después de arduas horas de partidos de fútbol que en cualquier momento eran interrumpidos por autos que pasaban por la vía, por eso no encontraron nada mejor que lanzar piedras al foco del alumbrado público, supongo que con el objetivo de un niño de diez años que no medita ante el gran daño que le causa a la comunidad de la población Elías Fernández Albano con sus actos, es decir, porque si. Los intentos iban uno tras otro, pero nadie lograba el objetivo, pero todo cambió cuando Max tiró la piedra, rompió el foco, pero no en su totalidad, si no que una parte de este dejando un agujero en el foco.

Ante el cumplimiento de la proeza los niños decidieron correr, pues les podía “llegar”.

Cuando cayó la noche del sábado, los vecinos se dieron cuenta de lo sucedido la noche anterior, pues la luz del foco era excesivamente fuerte y llamaba la atención apenas se salía a la calle de noche, nadie le dio mucha importancia, de hecho encontraron que era bueno, pues la calle ahora estaba mas iluminada que antes y sin pagar más.

Los días pasaban y la noche seguía iluminada por el casi foco que alumbraba mas que ningún otro. Pero todo se acabó cuando pasó una semana desde que se rompió el foco. Todos creían que los niños habían hecho de las suyas de nuevo, porque ahora la calle ya no gozaba de una iluminación exclusiva, si no que todo lo contrario. La iluminación del foco era entorpecida por algo que estaba alojado en el espacio que había dejado la piedra de Max en la luminaria pública. Todo indicaba que la noche anterior los niños habían jugado de nuevo a tirarle cosas al foco, pero esta vez a era un pedazo de pasto. Raro ¿no?

En efecto era raro, pues al pasar los días uno de los vecinos llamó a la compañía encargada del asunto y cuando llegaron a arreglar el asunto grande fue la sorpresa. Lo que entorpecía el libre pasó de la luz a través del espacio no era un pasto como todos creían, sino que era un nido de pájaro.

La parte triste de esta leyenda viene ahora. Hasta hoy es posible ver al pajarito que iba a anidar a sus huevos en el foco. Siempre viene con una rama en el pico con la esperanza de que el responsable de la desaparición de su nido se haga presente y pida las disculpas correspondientes.

martes, 11 de noviembre de 2008

Sólo por actualizar


El elefante entraba a los pies del mundo porque las cosas no siempre son las mismas y cuando el caminaba por la calle agua corría para que siempre se acuerde no me pida jamás el control de cuando ella vivía cerca por eso mismo terminamos la guía muy tarde después de seguir caminando con el camión rojo que no se detenía sin necesidades de comenzar algo nuevo para que el desorden mental no perturbe a las personas que corren al cerro y morían de sed por sus malas intenciones para qué si no lo volverán a retener en su infancia molestaban y los perros aullaban día y noche por la tarde cuando no hacía frío más frío que calor de mañana con un dolor de estómago impresionante que ni siquiera pueden entrar por la puerta ancha sin que alguien los pueda tocar por eso mismo siempre preferían vivir sentados en las vías del tren poniente que estaba más lejos en una localidad atrás del puente con tos incluida sin sentir que venían con sus pasos lentos por donde pasaban los guarisapos en primavera sólo por actualizar