viernes, 11 de abril de 2008

La pelea del siglo (2/3) "Vegeta"

Siguiendo la senda de la historia canina, denominada por una perversa mente “La pelea del siglo” es que se continua esta apasionante e interesante historia, a continuación con ustedes, la historia de Vegeta.

Juan Pablo Cortés es un el único hijo del matrimonio Cortés – Sepúlveda, la familia mas adinerada del pasaje. Algún tiempo atrás, no pensó en escribirle, sino que en pedir un perro para la navidad. El primer paso fue hablar con sus papas a quienes les dijo un día de noviembre mientras comían juntos en la mesa.

-¿Papis? -preguntó el niño con timidez. –¿Puedo tener un perro?

Los padres de Juan Pablo se miraron con mirada cómplice. La mamá fue quién tomó la palabra.

-Deberías pensar en como van tus notas.

-mis notas son las mejores del curso, mami. –respondió Juan Pablo con un tono inocentemente desafiante.

-Pero de todas formas, en el último tiempo no te has comportado como debería hacerlo un niño de tu clase.

-¿Eso significa que no tendré un perro? –así con tono de acostumbrada desesperanza.

En ese instante el sumiso padre de Juan Pablo irrumpió en la conversación.

-¡Pero por supuesto que tendrás tu perro! Eres un buen hijo así que te lo mereces.

Mientras decía esto evitaba no mirar a la cara a su esposa, ya que sabía que lo que le estaba diciendo a su hijo le traería grandes problemas cuando se fuera a acostar.

De la forma que pasan los días comunes y corrientes pasaron los que siguieron a la semana de la conversación del perro. Fueron tan comunes que a Juan Pablo se le olvido su afán por tener perro, ahora quería imperiosamente un súper nintendo. Por lo tanto, cuando su papá llegó con el hermoso perro pastor alemán a casa nadie le dio importancia. Ya llegado el fin de semana la familia organizó un asado familiar en conmemoración de los diez años del matrimonio Cortés – Sepúlveda. Los primeros en llegar fueron los papás de la señora que después de los afectuosos saludos y felicitaciones por la década de suplicio notaron la presencia del perro. Obviamente (no sé que tan obvio) lo primero que preguntaron fue el nombre del can, pero la respuesta de la señora fue: “¿Quieren un choripán?”. Obviamente a nadie le importaba al perro y no nunca dejó de ser asi. Tanto fue el olvido sufrido por el perro, que nadie de su familia se daba cuenta que pasaba las tardes enteras en la calle, sólo volvía para comer su rico alimento para perros, ese de la mejor marca que tiene cositas con gusto a carne supuestamente.

Gracias a que nunca le faltó el alimento, el que en un futuro se llamaría Vegeta desarrollo un gran estado físico, siendo capaz de alcanzar las ruedas de los autos sin dificultad alguna. También era temido por las personas “desconocidas” que pasaban por el “otro pasaje” y al igual que Gokú, era el guardián de su pasaje.

Vegeta era igual de querido por los rascas niños del pasaje que Gokú y además estaban “rayados” con Dragon Ball Z, combinación perfecta para ponerle a un perro callejero un nombre como Vegeta. Y asi fue, hasta el día de su muerte el malogrado pastor alemán “perteneciente” a el niño Juan Pablo fue llamado con el nombre del apático personaje de la serie japonesa.

5 comentarios:

Alvaro, pero me dicen VARO dijo...

bkn vegeta, yo quiero un tatuaje de drgaonball a medio terminar como los flytes

Anónimo dijo...

copada la historia... ahora mismo me voy a tatuar en mi nalga derecha "vegeta, nunca te olvidaré"

ojala que el perro le haya meado todas las alfombras al p€nd3j0 malcriado...

atte,
piyuki

DieGgo Alonso dijo...

Gracias Carlos por el dato de los videos. Estaras en mis links de Carne y Hueso. Saca lo que necesites o te interese de mi blog sin drama. Cuidate y saludos para el Alvaro.
DieGgo

Anónimo dijo...

Cancion a tu estilo
AGUANTE CHICO DEL PORTICO
cuidate hombre reBelado


Mathi

Daniella Santibáñez dijo...

la cancion del chico del portico la lleva

saludos chiquilines