En un verano de los 90’s conocí a un chico llamado Javier…
Javier era un niño que cursaba cuarto básico en una escuela mediocre en la comuna de la Granja, era el típico niño introvertido que lo vez dibujando al fondo de la sala, con un gran bolso caminaba sin un amigos bajo el fastidioso sol de aquellas tardes de verano. De la vida de Javier poco se sabía entre sus compañeros y profesores, su madre asistía a un par de reuniones al año y no se le conocía mas familia ni amigos, pero se podía ver en los ojos de Javier que no la pasaba muy bien en su vida.
Había algo que hacía muy feliz a Javier, siempre en los recreos al tocar la campana Javier corría a intercambiar láminas para su álbum de “Dragon Ball”, sus playeras, su mochila, sus dibujos, todo en él tenía algo de “Dragon Ball”, creo que era como su escape frente a sus problemas y falta de amigos, el suplía esas faltas con ese fanatismo hacia su querido “Guku” y “Dragon Ball”.
Un mal día para Javier y como de costumbre unos inconscientes de sus compañeros fastidiaron a Javier, pero algo que no tenía que suceder ocurrió, después de unos gritos y burlas que Javier con el paso del tiempo aprendió a no tomar en cuenta, Diego el más estúpido de sus compañeros tomo una piedra desde el piso y se la arrojo entre risas a Javier, con considerable fuerza la piedra golpeo sobre el cráneo de Javier, aun recuerdo el circulo de niños viendo el charco de sangre que se esparcía alrededor del tumbado Javier.
Javier volvió a los dos días, pero lo que le paso gatillo algo en el, algo había cambiado en Javier, se le veía más deprimido que antes, al toque de la campana subía al segundo piso y contemplaba como los demás niños corrían tras el balón, así se hiso costumbre durante un tiempo ver a Javier en lo alto observando el patio con su álbum de “Dragon Ball” en su mano. Una tarde especialmente acalorada, Javier subió al segundo piso corriendo imitando con los brazos extendidos como lo hacía “Goku”, como siempre nadie lo tomaba en cuenta, en un momento se escucha un sonido parecido a un saco de harina caerse, todos miran hacia una nube de tierra que apareció en el patio bajo las barandas del segundo piso, inconscientemente varios niños miran hacia arriba y se dan cuenta de la ausencia de Javier en el vacio segundo piso, todos corren a ver, muchas niñas lloran y muchos niños se tapan los ojos al ver la triste escena, el profesor llega y con un grito logra hacerse paso entre la multitud: “¡¿qué ha pasado aquí miercale?!”, totalmente sorprendido el profesor con su mano temblando toma el pulso de Javier, baja la cabeza, toma el álbum de Javier que estaba junto a su mano y logra ver entre lagrimas que la mano izquierda de Javier aun esta insólitamente apretada, le abre su mano y descubre que portaba una nota, en el papel se leía:
“revívanme con las esferas del dragón”
Esta historia es un clásico del chico del pórtico, como siempre un 90% de la historia es verdad y el resto lo coloca el Chico Del Pórtico. Saludos a Bulma, Goku, Trunks, Vegeta y a los que leyeron. arroooooozzzzzzzz