Cada tarde, a las 18:15 horas el chico del pórtico debe ir a comprar el pan, diez maraquetas y dos hayullas, cada día lo mismo. Al chico del pórtico no le desagrada ni le agrada ir a comprar el pan todos los días, en el mismo lugar y a la misma hora, pero de todas formas esa tarde lo hizo un poco mas temprano, lo hizo a las 18:00 horas. Nunca hubiese pensado que por ir un poco mas temprano ocurriría lo que ocurrió aquella tarde, en realidad el chico del pórtico no se sintió culpable, sino que afortunado, ya que si hubiese ido a comprar el pan a la misma hora de siempre no hubiese podido ver la triste escena que vio al volver de comprar el pan.
Ya cuando doblo en la esquina de fernández Alvano con alvear avistó a dos perros, no tenian nada de particular estos perros,mas bien eran feos, ni siquiera eran de esos perros kiltros lindos que andan por la calle, eran de esos kiltros bien feos, que están llenos de pelotas de pelos en el cuerpo, de esos perros vagos que la vida no les da la suerte para estar en buena condición. Estos dos perros se miraban fijamente a los ojos, durante unos diez segundos, tiempo suficiente para que el chico del pórtico estuviese cerca de la escena. en el momento en que la escena solo era una escena mas del camino de vuelta a casa después de comprar el pan vino lo impactante. Uno de los dos perros atacó al otro, pero no estaba enojado ni nada, estaban jugando tiernamente. Al hacer esto el perro atacante no sabia las consecuencias que traerian sus actos. Junto al chico del pórtico, la escena también era vista por dos señoras de edad que caminaban del brazo, hablando sobre la señora Audola (parece que Q.E.P.D.). sin darse cuenta los perros se acercaron a ellas mientras estaban sumerjidos en la diversión de su juego, los perros iban directamente a ellas. con miedo, los cuatro seres vivientes se dispersaron de sus acompañates, la conversacion terminó y el juego cesó. Uno de los perros se fue hacia la calle, en ese instante un auto se dirije raidamente por alvear y estrella al perro. Las señoras gritan y el Chico del pórtico queda mirando, no a los perros, sino para ver que actitud tomara el señor del auto, que muy responsablemente, tomó al perro herido y se lo llevó, seguramente al veterinario (o no era un hombre ocupado o era un hombre al que de verdad le importaba una vida) mientras el otro perro, las señoras y el chico del pórtico miraban el auto alejarse.
después de esto la vida del chico del pórtico continuo.
jueves, 16 de agosto de 2007
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2 comentarios:
gracias por su aporte señor Charly Moe
si quieren escribir en esya pagina solo avisenme y el chio del portico les enviara una invitacion
ya cauros se despide el nosequien desde nosedonde con quiensea
aaah yo pense que el chico no salia de su portico ?
se compro silla de ruedas?
que esten bacan
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